La apnea del sueño se caracteriza por interrupciones breves y repetidas en la respiración.
La apnea del sueño es el más frecuente de los trastornos respiratorios que se producen durante el sueño, ya que afecta a alrededor del 10% de los adultos entre 40 y 60 años.
Este trastorno del sueño se debe a episodios repetidos de obstrucción o colapso de la vía aérea superior que tiene lugar mientras la persona afectada duerme, debido a que la vía respiratoria se estrecha, se bloquea o se vuelve flexible.
La apnea se define como una interrupción temporal de la respiración de más de diez segundos de duración provocando un colapso, bien mediante la reducción (hipopnea) o bien mediante la detención completa (apnea) del flujo de aire hacia los pulmones.
Puede producir, entre otros efectos, una disminución de los niveles de oxígeno y un aumento del nivel de anhídrido carbónico (CO2) en la sangre, así como un pequeño despertar a menudo subconsciente (arousal), que permite recuperar la respiración normal hasta que se produce el siguiente episodio. Por lo general, la respiración vuelve a la normalidad, a veces con un ronquido fuerte o con un sonido parecido al que una persona hace cuando se atraganta. La duración de las pausas puede variar entre unos pocos segundos a varios minutos, y normalmente se producen entre 5 y 30 veces por hora.
Según la frecuencia de las pausas respiratorias la apnea del sueño, se clasifica en:
Este trastorno se presenta con mayor frecuencia en hombres que en mujeres debido a un factor hormonal protector en las mujeres, pero tras la menopausia se equipara la incidencia. Las personas con sobrepeso y obesidad son mucho más propensas a sufrirlo.
Las principales consecuencias de este trastorno son:
En muchas ocasiones el propio paciente no es consciente de los episodios de apnea durante la noche, y son los familiares quienes perciben todos los síntomas. Por este motivo, en la detección de la apnea obstructiva del sueño juega un papel fundamental la pareja o los familiares del paciente. Son ellos quienes detectan la existencia de un ronquido estrepitoso, movimientos corporales frecuentes y paradas en la respiración que terminan con un ronquido mayor de lo habitual.
Hay que destacar que no todas las personas que roncan padecen apnea del sueño ya que existen otros trastornos y enfermedades que pueden causar somnolencia diurna y mal dormir.
Para hacer un diagnóstico correcto, se lleva a cabo un estudio de sueño, también llamado polisomnografía o poligrafía cardiorrespiratoria, que permite determinar si el paciente padece o no este síndrome.
Entre las técnicas e instrumentos de los que se disponen para el tratamiento de la apnea del sueño, destacamos los siguientes:
El paciente está en el centro de nuestra actividad. Trabajamos para mejorar su calidad de vida.
Más de 40 años al servicio de los pacientes y los profesionales sanitarios.
Protocolos estrictos y seguridad en todos nuestros procedimientos y en la atención al paciente.